La revista Plos ONE publicaba la semana pasada el hallazgo de restos fósiles del homínido Hispanopithecus laietanus en el yacimiento de Can Feu (Sant Quirze del Vallès, Barcelona), en un trabajo que firman investigadores del ICP. La investigación confirma que este homínido de hace unos 10 millones de años tenía una locomoción diferente a la del resto de simios antropomorfos conocidos, tanto fósiles como actuales.
Durante los trabajos de construcción de un edificio industrial en Can Feu, Sant Quirze del Vallès, en 2001, se descubrieron restos de un primate fósil, más adelante identificado como Hispanopithecus laietanus. Este yacimiento se encuentra a solo 4 km de Can Llobateres (Sabadell, Barcelona), donde se recuperaron los restos más completas que se conocen de este simio antropomorfo, el espécimen conocido como Jordi.
El trabajo que ha publicado la revista PloS ONE, encabezado por el investigador del ICP David M. Alba, describe la quincena de restos fósiles del esqueleto de una hembra adulta de Hispanopithecus laietanus, de entre 22 y 25 kg de masa corporal, recuperadas en el yacimiento de Can Feu, que data del Mioceno superior, hace unos 10 millones de años. La estimación de la masa corporal coincide bien con el sexo inferido a partir de la morfología de los restos fósiles, y en particular del tamaño y la forma de algunos dientes. En el caso de Jordi, un espécimen macho adulto, se estimó una masa de unos 39 kg. Todo ello muestra que H. laietanus presentaría un importante dimorfismo en cuanto al tamaño, con machos un 50% más grandes que las hembras. Esto ocurre también con los homínidos no humanos actuales, que en el caso de chimpancés y bonobos presentan un dimorfismo moderado (los machos suelen ser un tercio más grandes que las hembras), mientras que el dimorfismo es todavía mayor en gorilas y orangutanes (los machos pueden llegar a doblar la masa de las hembras).
La locomoción de este taxón se conocía bastante bien, gracias al esqueleto de Jordi y, especialmente, los abundantes restos de la mano. Estos restos indicaban que H. laietanus no sólo tenía una postura ortògrada (erecta) adecuada para trepar verticalmente por los troncos y adaptaciones para suspenderse de las ramas como hacen los orangutanes actuales, sino que también retenía adaptaciones para moverse de manera cuadrúpeda por encima de las ramas. Esta combinación de suspensión y cuadrupedismo arbóreo no se había documentado en ningún otro homínido actual o fósil, y había sido cuestionada por algunos miembros de la comunidad científica internacional.
Los restos de Can Feu, sin embargo, incluyen fragmentos de la caja torácica, del hombro y del antebrazo que dan más fuerza a la tesis que H. laietanus tenía un repertorio locomotor diferente del resto de simios antropomorfos conocidos. Concretamente, la primera costilla y los restos de la clavícula muestran una mezcla de rasgos primitivos, como los monos, y más derivados, como los homínidos modernos. Especialmente importante es la morfología del cúbito, muy característica de los homínidos actuales, y que en Hispanopithecus muestra una combinación de adaptaciones suspensoras con algunos rasgos que confirman la retención de comportamientos cuadrúpedos arbóreos.
Este trabajo confirma así que los antropomorfos miocenos poseían repertorios locomotores distintos de los homínidos actuales, y que por tanto resulta imposible reconstruir los comportamientos locomotores de los ancestros de los diversos linajes sólo a partir de las especies actuales. El estudio del registro fósil se muestra, una vez más, clave para entender la diversidad morfológica y de comportamiento de las especies actuales.
La edad del yacimiento de Can Feu, entre 10,0 y 9,7 Ma, se ha estimado a partir de los restos fósiles de roedores y otros pequeños mamíferos que se encontraron asociadas al esqueleto de Hispanopithecus, y que fueron publicadas hace unos meses por el investigador del ICP, Isaac Casanovas-Vilar y colaboradores, en la revista Journal of Vertebrate Paleontology.