Jubilación del profesor Salvador Moyà-Solà

06 Oct 2025
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Salvador Moyà-Solà

El profesor Salvador Moyà-Solà, profesor investigador del ICREA, líder del Grupo de Investigación en Paleoprimatología y Paleoantropología y director fundador del ICP, se jubiló merecidamente el 21 de septiembre de 2025, tras una fructífera trayectoria de cincuenta años como investigador. Desde el ICP queremos reconocer su enorme legado y agradecerle su disposición a seguir contribuyendo al centro como investigador emérito.

 

 

Cuando Salvador Moyà-Solà llegó de Mallorca a Cataluña, tenía un objetivo muy claro: convertirse en paleontólogo de vertebrados. Y no hay duda de que lo logró con creces. Incluso antes de terminar la carrera, ya participaba en investigaciones paleontológicas, centradas especialmente en el estudio de faunas insulares. Más adelante, y de manera algo inesperada, conoció a Miquel Crusafont, considerado el padre de la paleontología de vertebrados en Cataluña, quien supervisó su tesis de licenciatura. Sin embargo, la enfermedad de Crusafont le impidió también dirigir la tesis doctoral de Moyà-Solà sobre bóvidos fósiles, que este completó en 1983, el mismo año en que falleció Crusafont. Poco después, Moyà-Solà consiguió una plaza fija en el antiguo Institut de Paleontologia M. Crusafont de Sabadell, en una época en la que la paleontología de vertebrados en Cataluña estaba poco desarrollada y muy aislada de las universidades.

 

Salvador Moyà-Solà al camp a principis dels anys vuitanta a Venta del Moro. Fotografia de Jorge Morales.
Salvador Moyà-Solà en el campo a comienzos de los años ochenta en Venta del Moro. Fotografía de Jorge Morales.

 

Caracterizado por una fuerte determinación, a finales de la década de 1980 Moyà-Solà se marcó objetivos ambiciosos para su carrera y decidió, de manera deliberada, convertirse en paleoprimatólogo, influido tanto por sus anteriores hallazgos de simios del Mioceno en el campo como por el vacío dejado por Crusafont. En el transcurso de una década logró su propósito: sus extraordinarios descubrimientos de homínidos del Mioceno en la cuenca del Vallès-Penedès y en otros lugares, junto con otras contribuciones de gran impacto —y a veces provocadoras— sobre el antropoide insular Oreopithecus, lo consolidaron como una figura destacada en el ámbito, obteniendo un amplio reconocimiento.

A pesar de este giro hacia la paleoantropología, Moyà-Solà nunca descuidó el estudio de mamíferos de otros grupos y periodos. De hecho, nunca consideró la paleoantropología como una disciplina separada de la paleontología de vertebrados, en consonancia con la tradición europea en este sentido. Como resultado, se convirtió en una especie de outsider dentro de la paleoantropología. Esta visión, junto con su tendencia a pensar en grande, lo llevó a proponer algunas hipótesis controvertidas sobre los simios del Mioceno.

Paleontólogo por vocación, pese a su formación académica en geología, siempre promovió un enfoque paleobiológico de la paleontología de vertebrados. Defendió con firmeza que la paleobiología, gracias a su acceso al tiempo profundo, tiene voz propia dentro de las ciencias de la vida en lo que respecta a la evolución. Su interés iba más allá de la historia evolutiva de grupos concretos, abarcando también los mecanismos y las presiones selectivas implicados. Moyà-Solà puede considerarse un digno discípulo de Miquel Crusafont, compartiendo la convicción de que paleontología y evolución forman un binomio inseparable.

 

Impulso decisivo del ICP

Durante la década de 2000, su carrera se vio profundamente marcada por el descubrimiento y la descripción del Pierolapithecus, lo que, junto con su carisma, entusiasmo y firme determinación, hizo posible la refundación del IPMC en el actual ICP como centro CERCA. Esto le permitió, como profesor investigador del ICREA, crear dos grupos de investigación: Paleoprimatología y Paleontología Humana, y Faunas del Neógeno y Cuaternario, alcanzando el punto álgido de su producción científica a comienzos de la década de 2010.

Como líder de grupo, Moyà-Solà demostró una gran capacidad para recaudar fondos y un agudo ojo para reconocer el talento. Mostró además una enorme generosidad en cuanto a fósiles, yacimientos y temas de investigación. En su papel de supervisor, adoptó un enfoque no invasivo, actuando más como mentor: proporcionaba a los estudiantes de doctorado y a los investigadores posdoctorales las oportunidades y los medios necesarios para triunfar —o fracasar— por sí mismos. Este estilo permitió que muchos de ellos se convirtieran finalmente en investigadores independientes.

Durante su mandato como director del ICP (2006-2017), tuvo que asumir las responsabilidades y problemas ejecutivos propios del cargo. Estas dificultades se intensificaron en la segunda mitad de su dirección, marcada por la lucha por mantener a flote el centro en medio de los recortes presupuestarios provocados por la crisis financiera mundial. Sin embargo, Moyà-Solà logró superar estos retos, manteniendo al mismo tiempo un alto nivel de producción científica e incluso consiguiendo un nuevo edificio para el ICP. Tras más de una década como director, dimitió voluntariamente y desde entonces ha seguido activo como líder de su grupo de investigación.

 

 

Salvador Moyà-Solà al camp a principis dels anys vuitanta a Venta del Moro. Fotografia de Jorge Morales.
A la izquierda, rueda de prensa sobre la publicación de Pierolapithecus en la Escola Industrial de Barcelona el 18 de noviembre de 2004. A la derecha, Salvador Moyà-Solà durante el trabajo de campo con un nuevo molar de dinoterio en la mano. Fotografías: ICP / Sergio Almécija.

El legado de Moyà-Solà

La producción científica de Moyà-Solà, reconocida con numerosos premios y honores, se centra principalmente en los mamíferos del Cenozoico y del Cuaternario, con especial énfasis en la fauna de las paleoislas mediterráneas y, en particular, en los primates fósiles del Eoceno y el Mioceno. A lo largo de su trayectoria investigadora, estableció múltiples géneros y especies nuevas de mamíferos y describió innumerables fósiles, muchos de ellos recuperados gracias a su propio trabajo de campo. Su legendaria suerte en el descubrimiento de primates fósiles no debe eclipsar su agudo ojo para el estudio de los fósiles, su dedicación incansable y su talento para identificar temas de investigación de gran relevancia.

Los fósiles que excavó permanecerán alojados en el ICP para las próximas generaciones, y los taxones que describió constituirán una contribución duradera a la sistemática de los mamíferos. Sus publicaciones fundamentales sobre primates del Mioceno, mamíferos insulares y otros temas seguirán siendo citadas durante muchos años. Sin embargo, su legado trasciende la producción científica: la creación del ICP no solo benefició a su propio equipo, sino que también proporcionó el entorno adecuado para que nuevas generaciones de investigadores en paleontología de vertebrados florecieran en Cataluña.

El oportuno descubrimiento del Pierolapithecus fue una suerte única, casi una “casualidad cósmica” que difícilmente podría repetirse. Pero la capacidad de Moyà-Solà para aprovechar esa oportunidad y consolidar la escuela catalana de paleontología de vertebrados es un mérito indiscutible. El tiempo y la energía que dedicó a la dirección del ICP, mientras continuaba liderando un grupo de investigación, supusieron un esfuerzo inconmensurable. Sin embargo, dada la posterior consolidación del ICP, no cabe duda de que todos esos sacrificios fueron valiosos y bien invertidos. Así como Crusafont es considerado el padre de la paleontología de vertebrados en Cataluña, no existiría la escuela catalana de paleoprimatología sin Salvador Moyà-Solà.

 

Salvador Moyà-Solà al camp a principis dels anys vuitanta a Venta del Moro. Fotografia de Jorge Morales.
A la izquierda, Salvador Moyà-Solà excavando el 3 de julio de 2012. A la derecha, parte del equipo de excavación a comienzos de julio de 2003 (de izquierda a derecha: Jordi Galindo, Begoña Poza, Checa, Cheyenn Rotgers, David M. Alba y Moyà-Solà). Fotografías: David M. Alba / Salvador Moyà-Solà.
 

Tras cinco décadas de intensa actividad investigadora, el profesor Moyà-Solà se ve ahora obligado a jubilarse a los 70 años. No obstante, al seguir vinculado al ICP como investigador emérito, otra generación de jóvenes estudiantes continuará beneficiándose de su vasta experiencia en primates, artiodáctilos y otros mamíferos.

Desde el ICP queremos expresarle nuestro más sincero agradecimiento por su valentía y liderazgo durante una etapa clave de la paleontología en nuestro país. Le deseamos lo mejor en esta nueva fase de su vida, en la que podrá dedicarse plenamente a sus intereses de investigación mientras disfruta de su familia y de la libertad de estar liberado de cargas profesionales. Sin duda, se lo ha ganado. Crusafont sembró la semilla y regó la plántula, pero fue Moyà-Solà quien, cuatro décadas más tarde, hizo que el árbol creciera alto y robusto hasta florecer. Por ello, hagamos todo lo posible por honrar este legado y asegurarnos de que el ICP siga floreciendo en los años venideros.

 

 

Imagen principal: Salvador Moyà-Solà en su oficina. Fotografía: Jordi Pareto.

Para más información:

 

 

 

 

Last modified on Lunes, 06 Octubre 2025 15:47
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