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Las rocas de la Serra de Tramuntana de Mallorca revelan un diverso ecosistema hace 250 millones de años

13 Dic 2021
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Recreación paleoambiental de la zona estudiada. Al fondo se observa a un reptil devorando un pez. En primer plano, varios conscostracios. Volando en medio de la vegetación se observan varios insectos efemeropteros. Imagen: Henry Sutherland Sharpe / Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont © Recreación paleoambiental de la zona estudiada. Al fondo se observa a un reptil devorando un pez. En primer plano, varios conscostracios. Volando en medio de la vegetación se observan varios insectos efemeropteros. Imagen: Henry Sutherland Sharpe / Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont © Recreación paleoambiental de la zona estudiada. Al fondo se observa a un reptil devorando un pez. En primer plano, varios conscostracios. Volando en medio de la vegetación se observan varios insectos efemeropteros. Imagen: Henry Sutherland Sharpe / Instit

Recreación paleoambiental de la zona estudiada. Al fondo se observa a un reptil devorando un pez. En primer plano, varios conscostracios. Volando en medio de la vegetación se observan varios insectos efemeropteros. Imagen: Henry Sutherland Sharpe / Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont © 

Un estudio liderado por Rafel Matamales, investigador manacorí del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), describe la flora y fauna de unas de las rocas más antiguas de los tiempos en que Mallorca no era una isla, sino un territorio que formaba parte del supercontinente Pangea y estaba ubicada cerca del ecuador. La investigación ha sido publicada en la revista científica internacional Earth-Science Reviews.

Hace 247 millones de años, en el período del Triásico medio, el planeta tenía un aspecto muy distinto al que conocemos actualmente. La mayor parte de tierra emergida estaba agrupada en un único supercontinente, Pangea. En una zona próxima al ecuador terrestre de esta gran masa de tierra se ubicaba lo que, mucho tiempo después, se convertiría en la isla de Mallorca. Pocos millones de años antes, la vida en la Tierra había sufrido la extinción más devastadora nunca conocida, un episodio de grandes erupciones volcánicas que provocaron enormes emisiones de gases de efecto invernadero desencadenando un cambio climático que hizo desaparecer entre un 80 y un 95% de todas las especies que había en ese momento.

Ahora, un equipo de investigación internacional liderado por Rafel Matamales, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y que recientemente ha sido nombrado conservador del Museo Balear de Ciencias Naturales, ha publicado un estudio exhaustivo de la fauna y flora que habitaba en esta zona poco tiempo después de la gran extinción. El equipo de investigación ha analizado unas de las rocas más antiguas de Mallorca, que afloran en varios puntos de la Serra de Tramuntana. “Hace 247 millones de años, esta zona escarpada y abrupta de Mallorca era un ambiente muy distinto al actual. Era una zona de grandes ríos y llanuras de inundación y el clima era tropical”, explica Matamales.

Las rocas rojizas de la punta Roja (Estellencs) corresponden a los depósitos de grandes ríos de hace casi 250 millones de años.  En Mallorca, este tipo de rocas se han utilizado tradicionalmente como piedra para afilar.
Las rocas rojizas de la punta Roja (Estellencs) corresponden a los depósitos de grandes ríos de hace casi 250 millones de años. 
En Mallorca, este tipo de rocas se han utilizado tradicionalmente como piedra para afilar.

Estas condiciones permitieron que las comunidades biológicas se recuperaran después de la gran extinción. La gran diversidad de flora y fauna fosilizadas que han revelado estas rocas dejan constancia de este pasado. "En los depósitos correspondientes a ríos y charcas hemos encontrado fósiles excepcionalmente bien preservados de crustáceos, insectos y peces", comenta el investigador. Concretamente, se han identificado cuatro especies de ninfas y dos adultos de efemerópteros (unos insectos emparentados con las libélulas), alas de cucaracha y un pez. También abundan los conscostráceos, unos crustáceos cuyo aspecto recuerda al de una pequeña almeja, aunque no están emparentados.

Ninfa de insecto efemeróptero (izquierda) y conscostráceo (derecha) fosilizados.
Ninfa de insecto efemeróptero (izquierda) y concostráceo (derecha) fosilizados.

En los depósitos correspondientes a la llanura de inundación se han identificado rastros de escarabajos, tortuguitas (unos pequeños crustáceos conocidos también como Triops) y otras larvas de insectos . “Cerca de uno de estos antiguos ríos, incluso hemos identificado huellas de cuatro reptiles diferentes, parecidos a las salamanquesas actuales”, explica Matamales. La flora asociada a este ambiente se caracterizaba por la presencia de helechos, colas de caballo (equisetos) y coníferas. Incluso se han encontrado conos (lo que en los pinos llamamos “piñas”) de coníferas que todavía contienen polen. “Toda esta flora y fauna, conjuntamente con la información que nos proporciona la geología, nos hace pensar en un ambiente con mucha agua circulante y también zonas con charcas y agua estancada durante la estación húmeda, que seguramente se secaban parcialmente durante la estación seca”, dice el investigador.

Uno de los aspectos interesantes de la investigación es que esta fauna y la flora es similar a la que aparece en el centro de Europa en la misma época, lo que revela una conexión biogeográfica entre estas dos zonas, aunque estaban separadas por una gran cordillera que se extendía por buena parte de la actual Europa. "O bien estas montañas no eran lo suficientemente altas para impedir el tránsito de la flora y la fauna, o bien había corredores que permitían la circulación de los animales", concluye Matamales.

Además de Matamales, el equipo que ha llevado a cabo la investigación está formado por Enrique Peñalver (Instituto Geológico y Minero de España, CSIC), Eudald Mujal (Staatliches Museum für Naturkunde Stuttgart), Oriol Oms (Universitat Autònoma de Barcelona), Frank Scholze (Institut für Geowissenschaften, Friedrich-Schiller-Universität Jena), Josep Juárez (Museu Balear de Ciències Naturals) y Àngel Galobart y i Josep Fortuny (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont).

Imagen principal. Recreación paleoambiental de la zona estudiada. Al fondo se observa a un reptil devorando un pez. En primer plano, varios conscostracios. Volando en medio de la vegetación se observan varios insectos efemeropteros. Imagen: Henry Sutherland Sharpe / Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont ©

Artículo de referència:

  • Matamales-Andreu, R.; Peñalver, E.; Mujal, E.; Oms, O.; Scholze, F.; Juárez, J.; Galobart, À. & Fortuny, J. (2021). Early–Middle Triassic fluvial ecosystems of Mallorca (Balearic Islands): biotic communities and environmental evolution in the equatorial western peri-Tethys. Earth-Science Reviews, 103783. DOI: 1016/j.earscirev.2021.103783
Last modified on Martes, 14 Diciembre 2021 10:15
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Pere Figuerola

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