El carbón, como el petróleo o el gas, es un combustible fósil. ¿Pero de qué tipo de fósiles estamos hablando? Un estudio paleontológico realizado en las antiguas minas de cielo abierto de Fígols y Vallcebre (Barcelona) ayuda a comprender mejor cómo se formó el carbón en la comarca del Berguedà hace entre 68 y 70 millones de años.
En el trabajo que se ha publicado hace pocos días en la edición digital de la revista Geologica Acta, un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona (UB), el Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), la Universidad de Lyon y el Instituto de Geociencias (CSIC-UCM), recogen nuevas evidencias geológicas y paleontológicas que permiten explicar el origen de los yacimientos de lignito del Berguedà a partir de la acumulación de restos vegetales transportados por flotación y depositados en un sistema de humedales costeros. El carbón ha sido uno de los motores económicos de esta comarca durante décadas.
En las minas de cielo abierto de Fígols y Vallcebre se pueden observar numerosas capas de carbón, de menos de 1,5 metros de espesor y más de un kilómetro de continuidad lateral, intercaladas con calizas y margas orgánicas. En la base de la primera capa de carbón, que cubría las paredes con huellas de dinosaurios titanosaurio de Fumanya, se pueden identificar los restos fósiles de las plantas que mayoritariamente contribuyeron a su formación. Se trata de grandes acumulaciones de ramas de un tipo de conífera arbustiva extinta llamada Frenelopsis y de decenas de hojas y troncos de una palmera primitiva llamada Sabalites longirhachis. En la base de algunas capas de carbón se pueden observar también marcas de raíces -unas atribuidas a palmeras y otras a una planta desconocida- que penetran en las calizas de origen lacustre de abajo, lo que indica que estos lignitos tuvieron un origen distinto a los anteriores. En este caso, las turberas se formaron en los márgenes de lagos de agua dulce a partir de restos vegetales de plantas que crecían in situ.
Bergacarpon viladricii, una nueva especie de planta fósil
Por otra parte, en los cielos abiertos de Fumanya se ha descubierto un nivel muy fino que presenta una gran acumulación de pequeñas semillas, de hasta unos 3 mm de longitud y con una densidad de unas 50.000 semillas por metro cuadrado. Este hallazgo se publicó hace unos meses en la revista Review of Palaeobotany and Palynology, en un trabajo encabezado por el investigador del ICP Josep Marmi. Se trata de una nueva especie que ha sido bautizada como Bergacarpon viladricii, en recuerdo del entusiasta naturalista berguedense Lluís Viladrich i Pons, quien descubrió los yacimientos de huellas de titanosaurio de Fumanya.
Las semillas corresponden a un solo tipo de planta, de la que sabemos que posiblemente fue una commelínida, grupo de plantas con flores en el que encontramos, entre otras, las palmeras, el jengibre o las lindes y los juncos. Dado que no se han encontrado otros restos fósiles, los investigadores no han podido detallar más cómo era Bergacarpon viladricii. En cualquier caso, estas semillas no están asociadas al origen del carbón.
Reconstrucción del paisaje
El conjunto de restos vegetales estudiados en los diferentes yacimientos de la sinclinal de Vallcebre también nos permiten conocer mejor cómo era el paisaje de esta región pirenaica hace entre 68 y 70 millones de años. Las capas de carbón se encuentran intercaladas entre capas de calizas de origen lacustre y margas orgánicas. A partir de estas y otras evidencias, los investigadores han podido interpretar ese ambiente pretérito como un sistema de humedales costeros formado por llanuras fangosas inundadas y lagos de agua dulce y salobre.
En ese momento los Pirineos aún no se habían elevado y el relieve era completamente plano. Dentro de los lagos crecían densas poblaciones de unos tipos de algas llamadas carófitos. Las plantas vasculares crecían en las zonas pantanosas alrededor de los lagos de agua dulce y sus restos se podían acumular en forma de turba en estos ambientes, originando un carbón de tipo autóctono, o ser transportadas a otras áreas de los humedales más costeras, originando un carbón de tipo parautóctono. El estudio de esporas y pólenes fósiles ha permitido saber también que en estos ecosistemas había una notable diversidad de helechos.
La vegetación que vivía en estos humedales habitados por rebaños de titanosaurios era, pues, de tipo abierto, formada mayoritariamente por plantas de porte arbustivo (entre ellas helechos y coníferas Frenelopsis) y palmerasSabalites de hasta 14 metros de altura que no llegaban a formar bosques densos.